domingo, 30 de septiembre de 2012

Voyeur





“Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los
brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si
alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas,
de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda”.
“Exvoto”, de Oliverio Girondo, en Veinte poemas para ser leídos en el tranvía.


Voyeur

Termina la hora de la siesta
Y la quietud apenas pierde protagonismo.
Unos pájaros vuelan anunciando
Que no estoy contemplando una postal y
Que el paisaje quiere acabar ante mis ojos.

El viento, con una erección del sueño,
 Busca a las ramas del árbol
Para hacerles el amor lentamente.
Ellas lo acarician embelesadas
Con cada una de sus desnudas hojitas 
Y remolonean mientras sienten placer
 En el roce propio y ajeno.

Desde la ventana veo
Que despliegan erotismo sin medida.
Lo desparraman como una pulsión genital
Por todos los balcones del contrafrente,
Para que las chicas de Caballito empiecen a tocarse
 Y no se sofoquen de deseo, como antes las de Flores.

El cielo nubla su vista
Juzgando que es obsceno el panorama.
Nadie lo invita al espectáculo de este domingo
Que arenga sexo desenfrenado,
Con pezones fosforescentes
Y nalgas que aletean como mariposas.

Así la lujuria se expande a la velocidad de
 Un ágil navegador de Internet,
Que hace lo suyo por conseguir la compañía
Que le dé uno o varios orgasmos
 Antes de que empiece a anochecer.




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