martes, 7 de noviembre de 2017

Meditada


Meditada

Ella está meditada, revuelta bien, limpia.
Toda la bruma salió y se transformó,
Y el sonido de su cabeza –imparable–
Se detuvo en esos minutos sagrados y propios.
Y ahora, las luces iluminan un poquito y
Buenos Aires es una gran mecedora
Que le recita mantras protectores.
Camina despacito y agradece liviana
Esos instantes de paz impagables
A los que se aferra y se aferra y se aferra…
Todo lo que puede.
Como si fuera parte de algo más grande
Y los lunes a las seis de la tarde,
Puntualmente lo recordara.