Norte
El lugar
fue la celebración
De lo
bueno.
La
risa ruidosa amaneció
Entre
la lluvia que no importaba,
Y se
cubrió de serpentinas
Y
nubes de espuma en lo alto.
Pensó
que ya merecía la calma;
Esa
que había buscado por años.
Y se
dedicó a contemplar
El
vacío colorido de las montañas,
A
abrazar con amor al dulce niñito
Y a
tomar agradecida los regalos
Que la
vida le entregaba en abundancia
Para
que permitiera la alegría.