domingo, 17 de febrero de 2013

J y C




J y C

Jesse y Celine,
Ausencia y agonía en la distancia.
Destinados a ser y a no ser, y viceversa.
El amor en la intensidad de lo imposible,
Aniquilados y arropados en el recuerdo de ese día.
Son 1995 y ya no lo serán nunca más.

Todo estaba por suceder en sus veintes.
Iban a conectar con mucha gente –pensaban–,
La vida les deparaba pilas de mágicos sucesos
Como la unión de ambos en ese tren:

Conocí a un chico con hermosos sueños,
Pelo grasiento, ojos azules y labios rosados.
Me dejó atrapada en el tiempo.
Me tenía desde antes de tenerme
Y me tiene para siempre.
Temía que mi rareza lo espantara,
 Pero nunca lo hubiera lastimado.
Solo podía lastimarme a mí misma.

Qué hubiera sido de ellos si en los noventa
 Ya se hubieran inventado las redes sociales,
Si se hubiesen ahorrado el desencuentro
Seis meses después de la primera vez.

Yo solo quería parecer un fantasma,
Un ser anónimo que vagaba
Para evitar volver a casa.
Pero me encontré con un ángel blanco
Que me dijo que todo iba a estar bien.
Era muy inteligente, apasionada y hermosa.
Creo que todo lo que le dije sonó tan estúpido.

Qué hubiera sido de ellos
Si C le hubiese podido avisar que no iba a ir,
Que su abuela había muerto ese mismo día.
Si no hubiesen tenido que esperar nueve años
Para volver a verse, esta vez en París:

-¿Por qué no estuviste en Viena? Todo hubiese sido tan distinto.
 -Nos hubiésemos terminado odiando, eventualmente.
-¿Cómo? ¿Como nos odiamos ahora?
“El pasado es el pasado.
Tenía que suceder de esa manera”.

El libro que los cuenta
Los cruza en los inicios de sus treintas.
Moldeados por el Tiempo,
Conservan las mismas médulas.
-Nene, vas a perder ese avión.
-Lo sé.
Si se aferran a esta oportunidad,
¿Podrán aprovecharla?






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